El día que Lady Diana demostró el arte de ser mamá

A pesar del divorcio y la pérdida de la tutela de sus hijos, Diana destacó por ser una madre cercana e incondicional. Según reporteros y personas cercanas a la familia real, la princesa Diana llamaba constantemente durante el día y no desaprovechaba ningún evento para poder compartir junto a sus hijos el mayor tiempo de calidad. Para ella era una prioridad que tanto William cómo Harry pudieran vivir vidas lo más normales y cotidianas posibles.

Un ejemplo de su devoción cómo madre ocurrió en 1991 cuando la escuela Wetherby a la que asistía su hijo Harry decidió celebrar el día de la madre con una jornada deportiva. En este evento cada madre estaba invitada a ver una carrera de sacos protagonizada por sus hijos. Sin embargo, la sorpresa al final del día fue la invitación que le hizo la institución a cada madre para participar ellas mismas en una carrera. Tras la sorpresa, un miembro del equipo real sugirió a la princesa no competir, no solo por llegar a ser un evento poco decoroso para un miembro de la familia real, sino porque además ese día la princesa vestía una falda vaporosa. 

La madre de los príncipes Harry y Guillermo, no dudó en deshacerse de sus zapatos momentos después y ponerse en la línea de salida para participar en la sorpresiva carrera de esprín junto a las madres. En su momento dijo: “Si las otras madres también están usando una, ¿por qué yo no voy a competir?” De esta forma, descalza y con una mirada decidida, Lady Diana ganó ese día el segundo lugar, demostrando su coraje cómo madre sobre cualquier obstáculo.

Es claro que el mejor legado que Diana pudo dejarle a sus hijos fue los valores y principios que aprendieron del tiempo con ella, entre ellos: la valentía, la tenacidad, la determinación, pero también la naturalidad, la espontaneidad y la ternura. Esto era lo que vivía Diana día a día por encima de las tradiciones protocolarias o la presencia de la prensa, y por eso en estas fechas no dejamos de recordarla como un gran ejemplo de vida.